Todo a tu alrededor sigue ahí, pero no se siente igual. Es como si estuvieras viendo la vida a través de una pantalla, separado por un vidrio invisible. Sabes que las cosas son reales, pero parecen extrañas, como si no estuvieras del todo presente. Es inquietante, confuso y, sobre todo, aterrador. ¿Qué está pasando?
Si alguna vez has experimentado esta sensación, probablemente te hayas topado con la desrealización, un síntoma disociativo que suele aparecer cuando la ansiedad ha llevado al sistema nervioso al límite.
¿Qué es la desrealización y por qué ocurre en la ansiedad?
La desrealización es la sensación de que el mundo exterior ha perdido su autenticidad. Todo se siente irreal, borroso, como si estuvieras en un sueño o una película. A veces, los sonidos parecen más lejanos, los colores más apagados o las texturas menos vívidas.
Pero, ¿por qué ocurre? La respuesta está en cómo el cerebro maneja el estrés. Cuando la ansiedad alcanza niveles extremos, el sistema nervioso entra en estado de hiperactivación. El cuerpo se prepara para luchar o huir, pero si el estrés es sostenido en el tiempo, el cerebro busca otra estrategia de protección: desconectarse.
Imagina un circuito eléctrico sobrecargado. Para evitar que se queme, un fusible se activa y corta la corriente. La desrealización funciona de manera similar: es una especie de «apagón» sensorial temporal que el cerebro usa para amortiguar el impacto del miedo extremo. No es peligrosa ni indica un problema neurológico grave, pero sí puede generar una gran angustia.
¿Cómo se siente la desrealización?
Las personas que la experimentan la describen de diferentes formas:
- «Siento que estoy en una película, como si todo fuera una simulación.»
- «Las cosas a mi alrededor parecen distantes y sin vida.»
- «No conecto con lo que ocurre, como si estuviera en modo automático.»
- «Me miro al espejo y me siento extraño, como si no fuera yo.»
Es común que esta experiencia venga acompañada de miedo intenso. Muchas personas temen estar perdiendo la cabeza, desarrollar un trastorno grave o quedarse atrapadas en este estado para siempre. Pero aquí está la clave: la desrealización es reversible y no significa que algo esté «roto» en tu mente.
Factores que desencadenan la desrealización en la ansiedad
- Ataques de pánico: Durante una crisis de ansiedad intensa, el cerebro puede activar este mecanismo como respuesta al miedo extremo.
- Estrés crónico: Cuando el cuerpo está sometido a estrés continuo, el sistema nervioso puede entrar en un estado de agotamiento que favorece la desconexión.
- Hiperventilación: Respirar de manera acelerada altera los niveles de oxígeno y dióxido de carbono en la sangre, lo que puede inducir sensaciones de irrealidad.
- Fatiga extrema: La falta de sueño y el agotamiento mental pueden hacer que el cerebro tenga dificultades para procesar la realidad de manera normal.
- Uso de sustancias: Algunas drogas, como el cannabis o los alucinógenos, pueden provocar episodios de desrealización.
¿Cómo reducir la desrealización?
Si estás atravesando esta experiencia, hay varias estrategias que pueden ayudarte:
- Recuerda que es temporal. La desrealización no es permanente ni peligrosa. Cuanto menos miedo le tengas, menos se intensificará.
- Enfócate en el presente. Usa tus sentidos: toca algo con textura, huele un aroma fuerte, escucha música con atención plena.
- Respira con calma. Evita la hiperventilación y practica la respiración diafragmática para estabilizar el sistema nervioso.
- Reduce el estrés. Técnicas como la meditación, el ejercicio y el descanso adecuado pueden disminuir la intensidad de los síntomas.
- Acepta la sensación sin luchar contra ella. La resistencia solo aumenta el miedo. Permítete sentir la desrealización sin intentar analizarla en exceso.
Conclusiones.
La desrealización en la ansiedad es una manifestación del estrés extremo, no una señal de locura o daño cerebral. Es una respuesta temporal del sistema nervioso que desaparece cuando la ansiedad disminuye. En lugar de verla como una amenaza, entiéndela como un mensaje de tu cuerpo: es hora de bajar el ritmo, respirar y reconectar con la realidad. Porque sí, la realidad sigue ahí, y tu conexión con ella también.
Dr. Lerma Carrillo